La intención de este proyecto era acercar emocionalmente la marca a sus consumidores. Para generar este empatía, propusimos utilizar los nombres con los que comúnmente se refiere la gente a los colores, en lugar de reducirlos a denominaciones técnicas.
Bajo este concepto creamos un catálogo que hacía referencia a la experiencia emocional del color, aprovechando texturas y elementos de la naturaleza que el ser humano ha utilizado históricamente, para comunicar su visión única de cada tono en simplificaciones como: “amarillo pollito”.
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